jueves, 22 de febrero de 2018

PROYECTOS ECOLÓGICOS EN EDUCACIÓN SECUNDARIA

Me encuentro en la sala de profesores del colegio en el que estoy realizando mis prácticas, y curiosamente hay un claustro de profesores en el que están debatiendo como hacer llegar a los alumnos el interés por el huerto que tienen en el colegio. El problema es que cada profesor que participa en la gestión del huerto y desde la dirección de la centro, quieren relacionar las actividades del mismo con su asignatura. Creo que una actividad como esta, debería formar parte obligatoria del currículo y tener unas horas asignadas al mes para el desarrollo de las actividades hortícolas. Una buena concienciación desde edades tempranas, nos hará llegar a secundaria con este tipo de actividades interiorizadas del mismo modo que otras asignaturas. El profesorado es otro factor importante en a la hora de activar este tipo de actividades en el entorno educativo. Al no ser una actividad "obligatoria" aunque sin subvencionada por la Comunidad de Madrid, muchos de ellos no terminan de implicarse en las actividades relacionadas con el huerto. Muchas veces por desconocimiento, otras por falta de tiempo y otras por desinterés, las actividades hortícolas recaen sobre los mismos docentes, los cuales ya están cargados de trabajo y se les suma un poquito más.
En esta sociedad en la que vivimos actualmente totalmente centralizada y localizada en las grandes urbes, los niños cada vez tienen menos contacto con el mundo rural. Los veranos que antes pasábamos prácticamente en su totalidad en el pueblo, han sido sustituidos por cortas estancias en la playa y el resto, en las zonas comunes de las comunidades. Cuando nuestra realidad era el pueblo, cualquier niño de ciudad que veraneaba en él, sabía que era una cebolla, un puerro una lechuga o n tomate, lo sabíamos desde que empezaba a brotar, sabíamos cuando se plantaban y sabíamos cuando teníamos que ir a recogerlo. Hoy en día, incluso hay personas adultas que piensan que gran variedad de hortalizas y verduras vienen de los árboles, del supermercado, limpias e incluso envueltas en infinidad de plásticos, con el problema añadido que supone para el medio ambiente. dada la situación, y que el proceso de centralización en las ciudades a corto y medio plazo es irreversible, tenemos que luchar por los pocos pedazos de tierra que podamos conseguir para poder cultivar y saber como y de donde viene los que consumimos, dejando al un lado el grave problema que supone la alimentación de los chicos hoy en día. El colegio y sus instalaciones suponen el lugar idóneo para realizar este tipo de proyectos, formando a profesores, padres y alumnos. 
Otro ámbito en el cual deberíamos poner el foco es fuera de los muros de los colegios. Los alumnos deben tomar conciencia de la conservación del medio ambiente y su mantenimiento. Actividades como batidas de limpieza en entornos naturales, limpieza y restauración de espacios deteriorados, recuperación de especies,... son actividades que se desarrollan muy aisladamente, por lo que nunca llegan a calar en la conciencia de los alumnos. Todo ello sumado a que la mayoría son una población totalmente urbanista, nos insta a actuar en este tipo de iniciativas. Cuando se realiza una simple batida de limpieza simplemente en el parque que puede estar al lado de cualquier colegio, nos sirve para darnos cuenta la cantidad ingente de residuos que generamos, y no contentos con generarlos, los tiramos directamente al suelo. Sinceramente, no he visto una ciudad como Madrid, en la cual, la cantidad de basura que hay tirada por el suelo es directamente proporcional al número de papeleras. Me canso de ver a niños tirando cualquier cosa que tienen en las manos, teniendo la papeleras a dos metros de distancia, pero que podemos esperar, si nos paramos en cualquier semáforo y siempre nos encontramos a alguien asomando su brazo por la ventanilla y arrojando una cajetilla de tabaco, una lata o incluso, la cáscara de un plátano.
Propuestas como la del Ayuntamiento del El Boalo, donde existe un rebaño municipal para desbrozar el municipio, los restos orgánicos del comedor se llevan a las gallinas que tiene el mismo colegio y tienen cerca de un cien por cien de reciclaje, son un ejemplo y un espejo donde deberíamos mirarnos para por lo menos acercarnos aunque sea un poco.


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