Me encuentro en la sala de profesores del colegio en el que estoy
realizando mis prácticas, y curiosamente hay un claustro de profesores en el
que están debatiendo como hacer llegar a los alumnos el interés por el huerto
que tienen en el colegio. El problema es que cada profesor que participa en la
gestión del huerto y desde la dirección de la centro, quieren relacionar las
actividades del mismo con su asignatura. Creo que una actividad como esta,
debería formar parte obligatoria del currículo y tener unas horas asignadas al
mes para el desarrollo de las actividades hortícolas. Una buena concienciación
desde edades tempranas, nos hará llegar a secundaria con este tipo de
actividades interiorizadas del mismo modo que otras asignaturas. El profesorado
es otro factor importante en a la hora de activar este tipo de actividades en
el entorno educativo. Al no ser una actividad "obligatoria" aunque
sin subvencionada por la Comunidad de Madrid, muchos de ellos no terminan de
implicarse en las actividades relacionadas con el huerto. Muchas veces por
desconocimiento, otras por falta de tiempo y otras por desinterés, las
actividades hortícolas recaen sobre los mismos docentes, los cuales ya están
cargados de trabajo y se les suma un poquito más.
En esta sociedad en la que vivimos actualmente totalmente
centralizada y localizada en las grandes urbes, los niños cada vez tienen menos
contacto con el mundo rural. Los veranos que antes pasábamos prácticamente en
su totalidad en el pueblo, han sido sustituidos por cortas estancias en la
playa y el resto, en las zonas comunes de las comunidades. Cuando nuestra
realidad era el pueblo, cualquier niño de ciudad que veraneaba en él, sabía que
era una cebolla, un puerro una lechuga o n tomate, lo sabíamos desde que
empezaba a brotar, sabíamos cuando se plantaban y sabíamos cuando teníamos que
ir a recogerlo. Hoy en día, incluso hay personas adultas que piensan que gran
variedad de hortalizas y verduras vienen de los árboles, del supermercado,
limpias e incluso envueltas en infinidad de plásticos, con el problema añadido
que supone para el medio ambiente. dada la situación, y que el proceso de
centralización en las ciudades a corto y medio plazo es irreversible, tenemos
que luchar por los pocos pedazos de tierra que podamos conseguir para poder
cultivar y saber como y de donde viene los que consumimos, dejando al un lado
el grave problema que supone la alimentación de los chicos hoy en día. El
colegio y sus instalaciones suponen el lugar idóneo para realizar este tipo de
proyectos, formando a profesores, padres y alumnos.
Otro ámbito en el cual deberíamos poner el foco es fuera de los
muros de los colegios. Los alumnos deben tomar conciencia de la conservación
del medio ambiente y su mantenimiento. Actividades como batidas de limpieza en entornos
naturales, limpieza y restauración de espacios deteriorados, recuperación de
especies,... son actividades que se desarrollan muy aisladamente, por lo que
nunca llegan a calar en la conciencia de los alumnos. Todo ello sumado a que la
mayoría son una población totalmente urbanista, nos insta a actuar en este tipo
de iniciativas. Cuando se realiza una simple batida de limpieza simplemente en
el parque que puede estar al lado de cualquier colegio, nos sirve para darnos
cuenta la cantidad ingente de residuos que generamos, y no contentos con
generarlos, los tiramos directamente al suelo. Sinceramente, no he visto una
ciudad como Madrid, en la cual, la cantidad de basura que hay tirada por el
suelo es directamente proporcional al número de papeleras. Me canso de ver a
niños tirando cualquier cosa que tienen en las manos, teniendo la papeleras a
dos metros de distancia, pero que podemos esperar, si nos paramos en cualquier
semáforo y siempre nos encontramos a alguien asomando su brazo por la
ventanilla y arrojando una cajetilla de tabaco, una lata o incluso, la cáscara
de un plátano.
Propuestas como la del Ayuntamiento del El Boalo, donde existe un
rebaño municipal para desbrozar el municipio, los restos orgánicos del comedor
se llevan a las gallinas que tiene el mismo colegio y tienen cerca de un cien
por cien de reciclaje, son un ejemplo y un espejo donde deberíamos mirarnos
para por lo menos acercarnos aunque sea un poco.
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