Según esta teoría se parte de la idea de imposibilidad de que un individuo
tenga un solo tipo de inteligencia, lo que ocurre es que cada persona tiene una
combinación de las ocho inteligencias que describe Howard Gardner. Es
decir, todo individuo posee todas las inteligencias, como mínimo en su nivel
básico y esto es independiente de la educación y entorno cultural.
Según Gardner “el objetivo de la escuela debería ser el
de desarrollar las inteligencias y ayudar a las personas a alcanzar sus fines
vocacionales y aficiones que se adecuen a su particular espectro de
inteligencia.”
Él apoya una educación centrada en el individuo ya que no todos
aprendemos de la misma forma. Comparto con él en concreto la inquietud por la
situación de los niños que no brillan en los test estandarizados y me posiciono
como él y pienso que si no identificamos
el talento de una persona corremos el riesgo de bloquear sus capacidades.
Las ideas principales que derivan de esta teoría en
cuanto al fracaso escolar son las siguientes:
- los alumnos que fracasan en la escuela es que en ella sólo se trabajan dos inteligencias, la lógico-matemática y la lingüístico-verbal, lo cual perjudica a los demás alumnos que no destaquen en estas dos inteligencias, pero que podrían ser muy buenos si se trabajase con las que se adaptan a las suyas.
- se entiende que la inteligencia de las personas no se puede comparar, pues no sólo las etiqueta, sino que no son comparables entre sí, pues al haber niños y niñas con múltiples inteligencias, no podemos catalogar a unos como más inteligentes que a otros. En el fondo, si trabajásemos las inteligencias de cada uno, todos seríamos igual de inteligentes.
Como ya he dicho estoy de acuerdo con
ciertas ideas pero creo que en el fondo, la idea de que nadie es más
inteligente que nadie, es una perspectiva romántica de la vida y
equivocadamente igualitaria, donde la realidad poco tiene que decir y sólo los
sueños y los buenos sentimientos tienen cabida. La realidad, en mi opinión,
suele ser menos romántica.
Aplicar esta teoría conlleva una serie de problemas que conviene analizar antes de ponerse manos a la obra.
Antes de empezar se debería averiguar
cuáles son aquellas en las que cada uno destaca. Y aquí surge el primer problema. Aun habiendo test
para intentar localizar esas inteligencias (no deja de ser irónico que el
propio Gardner haga una crítica feroz a los test de inteligencia clásicos y aún
modernos, tachándolos de poco veraces y parciales), estos están mucho más lejos
de los test clásicos de inteligencia de hallar algo que pueda calificarse como
científicamente relevante. No parece que la pregunta "¿Tarareas sin darte
cuenta por la calle o en la ducha?" sea la mejor manera de hallar
inteligencia musical en alguien. Esta es una variante de las muchas que puedes
encontrar para realizar tu test de IM en clase, pero no hemos podido apartar la
vista del siguiente test extraído de la web Imaginarían.
Aun no habiéndolo, imaginemos que
tenemos uno que prediga en buena parte las IM de nuestros alumnos.
¿Ahora qué
debemos hacer?
Si
hay un niño que destaca en inteligencia naturalista, ¿individualizamos las
actividades que este debe hacer en torno a esta? ¿Cómo diversificamos las 8
inteligencias dentro del aula? ¿Hacemos una actividad de cada inteligencia para
todos o diferentes actividades para cada uno según su IM?
De
hecho la que es más factible es la primera opción (que es lo que en realidad ya
sucede) ¿no es atención a la diversidad, tal y como ya se hace desde hace
tiempo? ¿Es necesario recurrir a las IM para eso?
No
nos desanimemos, la teoría de inteligencias múltiples tiene cabida en la
educación y de hecho es una muy buena herramienta y personalmente la considero
necesaria, pongamos el ejemplo de una de
mis asignaturas preferidas, Matemáticas.
Las
matemáticas impartidas de una forma “clásica” con el afectado libro de texto,
las infinitas listas de ejercicios y esos exámenes indefectibles implicarán la
inteligencia lógico-matemática y en un segundo plano la inteligencia
lingüística. Los niños que tengan poco desarrolladas estas inteligencias se
encontrarán con dificultades.
Solo
si le damos otro enfoque a la enseñanza de las matemáticas podremos “llegar” a
los niños en los que predominan otro tipo de inteligencia y esto no debe
considerarse un añadido. Esto es, en definitiva, el objetivo que debe tener la
educación.
Lo
que deduce de esta teoría es que las distintas inteligencias pueden servir
tanto de contenido de enseñanza como de medio empleado para comunicar este
contenido.
Supongamos,
de nuevo recurro a mi especialidad, que un niño está aprendiendo algún
principio matemático pero no está dotado para la inteligencia
lógico-matemática. Este niño experimentará probablemente algunas dificultades
durante el proceso de aprendizaje. La razón de la dificultad es inmediata: el principio
matemático que debe aprenderse (el contenido) existe únicamente en el mundo
lógico-matemático y debería comunicarse a través de las matemáticas (el medio).
Es decir, que el principio matemático no puede traducirse completamente a
palabras (un medio lingüístico) o a modelos espaciales (un medio espacial). Es
justamente en este nivel donde el alumno de matemáticas experimenta
dificultades: el alumno (que no es especialmente “matemático”) y el problema
(que es muy “matemático”) no coinciden. Las matemáticas, como medio, han
fallado.
Es
nuestro deber localizar un camino alternativo al contenido matemático, una
traducción en otro medio. Es recomendable hacerlo a través de una inteligencia
que le resulte ventajosa al alumno.
Y esta es la parte que me resulta mas interesante, este empleo de la teoría de inteligencias múltiples si me parece que puede aportar grandes beneficios.
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