¿CONOCES TU CUERPO?
Miguel Rubio Mato
Es un hecho, alrededor del 53% de la población está por encima de su
peso saludable. La solución a este problema, no es un secreto, ni
tampoco requiere de estudios avanzados, se trata simplemente en
disminuir la ingesta calórica y realizar actividad física con
frecuencia. Existen infinidad de estudios, artículos y documentos
que afirman y recogen con más detalle este problema en cuestión,
sin embargo un 100%
de la población padecen o han padecido dolor de espalda.
Como
ya hemos visto, la solución al primer problema planteado es
sencilla, y por lo tanto, es fácil de implantar en las aulas. El
objetivo en las aulas de educación física se ha convertido en
“correr”. De todas las posibilidades disponibles en este
contexto, correr, ha sido la elegida por la mayor parte de los
docentes en los últimos 50 años. Criterios de evaluación obsoletos
que fomentan la competitividad de los “buenos”, y la total
indiferencia y falta de motivación de los “no tan buenos”.
¿Acaso esto, no es un problema?
En
los últimos 8 años de mi vida, he trabajado como fisioterapeuta en
clínica. Me he encontrado con pacientes de todo tipo, dolencia,
edad, profesión, nivel económico, nivel intelectual, etc. El
desconocimiento total del funcionamiento del cuerpo que he visto en
mis pacientes, es lo que me ha hecho reflexionar sobre lo que os
estoy contando. “En el aula de educación física, no se educa”.
No se trasmite ningún contenido relacionado con la salud del cuerpo.
Hay un desconocimiento abismal sobre el esquema corporal del
individuo. Conceptos tan importantes como ¿qué es un estiramiento
muscular? ¿para qué sirve? ¿cómo debemos respirar? ¿qué es la
ergonomía? ¿qué es el dolor, y cómo evitarlo? No son transmitidos
en las aulas de secundaria ni bachillerato. Sin embargo, en los
criterios de evaluación del Curriculum, sí se contempla que los
alumnos tengan una autonomía a la hora de diseñar sus propios
hábitos de ejercicio saludable. Pero, ¿cómo va a ser eso posible?
¡Si lo único que se enseña es a correr para no ser obeso!
Soy
consiente de que se trata de una reflexión demasiado crítica, ya
que en parte, estoy tirando piedras sobre mi propio tejado. Pero es
la realidad con la que me enfrento cada día en mi profesión, no se
trata de una reflexión sin fundamento.
La
sociedad ya se encarga de enseñarnos que el tabaco es malo, que la
vida sedentaria es perjudicial, y que las calorías engordan… pero
no nos motiva para no reproducirlas en nosotros, al contrario, nos
incentiva. Es un hecho, que en la adolescencia, la rebeldía está
presente, y que los hábitos que uno adquiere a esa edad son
cruciales para la vida adulta. Y es aquí donde el área de la
educación física falla estrepitosamente: en
la motivación.
En
mi paso por las prácticas he preguntado a los alumnos de distintos
cursos de secundaria y bachillerato: ¿por qué corres? La respuesta
en todos los casos es la siguiente: para
aprobar. Cuando
la motivación de un alumno por cualquier asignatura se limita a
aprobar, el proceso de enseñanza-aprendizaje ha fracasado.
El
cuerpo humano, al igual que a los animales no advierte de los
peligros del entorno a través del dolor. Pero los humanos disponemos
de una ventaja con los animales, y es que, a diferencia de ellos,
disponemos de razón. Sin embargo, en la mayoría de los casos con
los que me he encontrado en mi camino, adoptamos una actitud pasiva
esperando que el cuerpo nos advierta para actuar en consecuencia. Por
desgracia, en muchas ocasiones es demasiado tarde ya que hay
aptitudes que son muy difíciles de cambiar a corto/medio plazo. Y es
entonces cuando la gente se dice así misma: Si lo hubiera sabido
antes…
¿Tenemos
que verle las orejas al lobo para lograr un aprendizaje efectivo? Voy
a hacer todo lo posible para que esto no sea así. Y el contexto,
evidentemente, es el centro educativo. En edades tempranas, el cuerpo
no advierte ya que, se está formando y “es de goma” como se
suele decir coloquialmente. Tendremos que idear otras estrategias
para concenciar a las juventudes de que el cuerpo humano, es frágil,
hay que cuidarlo, y por supuesto para ello, hay que conocerlo.
Desde luego como futuros profesores de educación física tenemos que hacer lo posible para conseguir, por lo menos, que los alumnos salgan de su etapa escolar siendo conscientes de la necesidad de conocer su cuerpo, sus dolencias y que es imprescindible la práctica de actividad física (en cualquiera de sus niveles y adaptada a cada persona) en la vida cotidiana. ¡¡Lo conseguiremos!!
ResponderEliminarMiki coincidimos mucho en ambos post, muy complementarios. "¿Cómo interesarme por la actividad física, por mi vida saludable? Si lo único que hago en clase es correr para aprobar." Esta asignatura necesita un planteamiento distinto y pasa por nuestras manos. Genial post y gracias por compartir tu experiencia.
ResponderEliminarMiguel coincido contigo , no conocemos nuestro cuerpo, ni tampoco nuestra alma.
ResponderEliminarSemejante dejadez nos lleva a incorporarnos al movimiento del resto , pasando de nosotros mismos.¿Por qué no nos responsabilizamos de nuestro bienestar físico?, porque no hay tiempo para pararse y vernos.Estamos pendientes de instalarnos de nuevo en el sistema laboral y afectivo pero sólo pensamos en qué piensan los demás , como estoy yo respecto de tí.Así en estas comparaciones con el resto del mundo, mi cuerpo se resiente porque no le doy lo que necesita: descanso , deporte , cariño, reposo, ternura.La competitividad , el deseo desenfrenado de volver a la "normalidad" de instalarnos de nuevo deja al cuerpo tirado.Sólo queremos incorporarnos a la cadena del resto.Un abrazo