viernes, 23 de febrero de 2018

Educación secundaria en centros penitenciarios españoles.



Cárcel, prisión e infinidad de sinónimos que cada vez más a menudo se oyen en boca de estudiantes haciendo referencia a las instituciones de enseñanza… jamás olvidaré los barrotes de mi colegio, sus verjas altísimas, esa alambrada con la que si tonteabas para escapar te conducía directamente hacia la antitetánica, o como a la Universidad Autónoma de Madrid últimamente se llama en mis entornos UAMtánamo. Desgraciada o afortunadamente, este post se va a centrar en la existencia de una educación que tiene lugar en los centros penitenciarios. Después de haberme informado sobre el tema y aunque sigo manteniendo que la educación contemplada de manera tradicional, tal y como yo la recibí, genera sensación de barrera y cautiverio; ahora, me parecen frívolas las referencias porque hay auténticas plataformas de enseñanza en lugares de encierro real.



EL objetivo de la prisión en España es la reeducación y reinserción social de estas personas. No tenemos ni pena de muerte ni cadena perpetua por lo que está claro que estas personas saldrán de la cárcel algún día, y la labor de ésta debería haber sido la de transformarlos en individuos útiles y necesarios capaces de vivir y colaborar con la comunidad en la que se integren. Obviamente, ocurre casi siempre que en papel todo queda mucho más bonito y la  realidad no es para nada un camino de rosas. La estigmatización que sufre un ex presidiario en su vida posterior al penal es indudable, la categorización general del preso y su peso en la sociedad es la que es independientemente del delito cometido (también es verdad que hay casos que se suelen considerarse como imperdonables o son más conocidos, pero en general si alguien ha estado en la cárcel… la sociedad lo prejuzga). Todas estas cosas son con las que pretende acabar la educación y no sólo la penitenciaria. Aunque queda un larguísimo camino, se está tratando de proporcionar cada vez más incentivos y facilidades  a los internos para que puedan sacar el máximo partido a sus circunstancias y que aprovechen la formación como una ruptura con su rutina, además se elaboran planes de captación para aquellos menos motivados.

Es lógico pensar que para formar y educar a internos en la cárcel se necesitan no sólo a profesores, también a un gran equipo de psicólogos, trabajadores sociales, terapeutas… ya que es gente con un bagaje y una situación más complicada que la de cualquier alumno libre y siguen teniendo intactos sus derechos básicos cómo la educación aunque estén temporalmente recluidos. La formación educativa penitenciaria consta de los siguientes apartados según el SGIP:
  • §  Programas de alfabetización para adultos.
  • §  Programas de consolidación de conocimientos.
  • §  Programas de educación secundaria para adultos.
  • §  Programas de alfabetización y castellano para extranjeros.
  • §  Bachillerato.
  • §  Ciclos Formativos de Grado Medio y Superior.
  • §  Escuela Oficial de Idiomas.
  • §  Actividades deportivas y socioculturales.
  • §  Talleres.


(También hay educación universitaria tipo U.N.E.D.)

Sólo observando estos programas podemos observar varias características de la educación penitenciaria:
  • §  Carácter integrador: favorece la integración de los presos en la sociedad vía educación, no sólo en al ámbito laboral, hoy por hoy el analfabetismo te hace ser un marginado. Además,  ayuda a los presos extranjeros para que puedan ser miembros y participar de nuestra comunidad.
  • §  Carácter formativo laboral: prepara a los internos para una vida laboral, es decir, trata de alejarlos del delito mediante una educación focalizada hacia un trabajo u ocupación.

Los presos además pueden tener cierta autonomía y poder en el control de su formación gracias a la presencia de bibliotecas (ser un lugar de lectura, ofrecer servicio de préstamo de libro, ser un centro de información, ser un espacio para actividades formativas y de ocio, ser un núcleo cultural dentro del centro penitenciario), al permiso de obtención de libros y periódicos del exterior (previamente autorizados o aprobados por el establecimiento) y al uso de un ordenador personal que no sólo les familiariza con las TIC’s y la sociedad contemporánea sino que también les permite una sensación de libertad al ser capaces de elegir el contenido con el que tratar (el ordenador es sólo para el ámbito académico).

Esta enseñanza también está regulada por la misma legislación que controla a una institución educativa estándar, es decir, está sometida a una ley general de educación de nivel estatal, luego a las particularidades autonómicas y por último, a las del propio centro penitenciario. Los profesores pueden impartir clases allí por oposición o de manera voluntaria, normalmente a través de asociaciones. En los últimos años se ha realizado un notable esfuerzo para potenciar la actividad docente, aumentando el número de profesionales en este campo.

Entonces, ¿Cómo se procede? Según el SGIP  Los servicios o unidades educativas, existentes en todos los establecimientos penitenciarios, determinan los cursos que deba realizar el interno o interna, que tendrá carácter obligatorio solo cuando carezcan de los conocimientos propios de la formación de las enseñanzas básicas. Al ingresar en un establecimiento penitenciario, los internos sin titulación de enseñanza obligatoria son examinados por el profesor o profesora, para conocer su nivel de instrucción y su perfil educativo, determinando el ciclo de enseñanza obligatoria al que debe ser incluido.”

En los módulos de madres se trata de priorizar la integración a los menores cuyas madres están presas en instituciones de la red pública aunque hay centros penitenciarios que cuentan con guarderías y profesores especializados en educación infantil que preservan y garantizan las necesidades y derechos educativos de esos niños.

Por tanto, podemos observar que la educación en los centros penitenciarios es algo tan necesario como humano. No debemos olvidar que la función de la cárcel es la transformación y reinserción social y no sólo un castigo (aunque haya casos y delitos que se escapen a la compresión y que cuentan con unos índices de reinserción sin incidencias bajísimos). También he de decir que el nivel educativo con el que entran los presos últimamente está cambiando, quizás por nuestro gran sistema judicial… gente con conciencia que ejerce su libertad de expresión y que misteriosamente son condenados antes y de manera más severa que tantos otros que se pasean impunes por nuestras calles o que siguen ocupando escaños en el congreso o cargos en la administración o patanes que utilizan que una mujer siga adelante con su vida tras una violación. Aunque sigue siendo cierto, y esto es lo terrible que las prisiones  siguen estando plagadas de gente oprimida por un sistema precario que en muchas ocasiones conduce al delito.

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