domingo, 18 de febrero de 2018

La escuela Secundaria en Centros Penitenciarios de la Comunidad de Madrid


Como el naúfrago que se encuentra sin recursos y perdido en medio del óceano, así viven en muchos casos los jóvenes o adultos que se encuentran en centros penitenciarios por delitos que han cometido. 

Haciendo una analogía con la mitología griega, aquí Caronte no guiará en vida a las sombras errantes, aún disponiendo de un óbolo para pagar el viaje en barca de regreso a la sociedad. Muy probablemente, en vez de vagar 100 años de condena, simplemente serán en muchos casos, estigmatizados de por vida en la misma sociedad que viven.

Cabe resaltar en este punto, que el mandato constitucional en su art. 25.2 dispone que “las penas privativas de libertad y las medidas de seguridad estarán orientadas hacia la reeducación y reinserción social” evidenciando la necesidad de incluir programas de educación y/o reeducación que van desde la enseñanza obligatoria hasta la universitaria. No es que se trate simplemente de un requerimiento constitucional, es que es la vía principal que disponen los reclusos para poder alcanzar oportunidades de reinsercción social.


Es erróneo pensar que simplemente privando de libertad a los seres humanos, tras el cumplimiento de la condena, podrán volver a reinsertarse y retomar su vida con pasmosa facilidad. Los reos deben ocupar su tiempo en prisión no solo acompañados de terapeutas, más bien deben incluirse otras actividades de tipo formativas, educativas, socioculturales y recreativas (importancia máxima del deporte como vía de escape).  Llegando a ser demasiado pragmáticos y simplistas, si durante el período de condena no se consigue que los humanos cambien su comportamiento en la sociedad, no se logrará su reinsercción y por supuesto, el coste al herario público habrá sido en vano.

Una reflexión interesante es la de Tony Wand (psicólogo clínico neozelandés) y su idea GOOD LIVES, un tratamiento para los presos que no esté basado simplemente en  adquirir competencias y hábitos, también en la capacidad de aprender nuevo valores y principios que socialmente estén aceptados. Para ello se requiere un trabajo colaborativo entre clínicos, terapeutas, profesionales de la educación y acción social.

Para muestra, un botón:

Y en su web se pueden observar las innovadoras y principales ideas de Tony Wand y otros compañeros de profesión.

Vuelta a España, es necesario situarse en el escenario de nuevo, los centros penitenciarios, para conocer en mayor profundidad que acción educativa es llevada a cabo en la actualidad. Y más concretamente, conocer en primer lugar como funciona la educación secundaria en los centros penitenciarios y posteriormente, su concrención en la Comunidad de Madrid.

Según el Real Decreto 190/1996, de 9 de febrero, por el que se aprueba el Reglamento Penitenciario en el CAPÍTULO III. FORMACIÓN, CULTURA Y DEPORTE en la SECCIÓN II, ENSEÑANZA OBLIGATORIA se recoge que:



Artículo 122. Formación básica.
1. Al ingresar en el Establecimiento, los internos que no posean titulaciones correspondientes a las enseñanzas obligatorias del sistema educativo serán examinados por el Maestro para conocer su nivel de instrucción y su perfil educativo, así como para determinar el ciclo de enseñanza obligatoria en que deberán ser incluidos.
2. Los servicios educativos determinarán los cursos que deba realizar el interno, que tendrán carácter obligatorio sólo cuando los internos carezcan de los conocimientos propios de la formación de las enseñanzas básicas.
3. En los aspectos académicos, la actividad educativa de los Centros penitenciarios se ajustará a lo que dispongan las autoridades educativas bajo cuyo ámbito se encuentre el Establecimiento penitenciario.
Artículo 123. Actuaciones prioritarias y complementarias.
1. La formación básica que se imparta a los analfabetos, a los jóvenes, a los extranjeros y a las personas con problemas específicos para su acceso a la educación tendrá carácter prioritario.
2. La educación para la salud será objeto de atención preferente.
3. La formación básica de los internos se complementará con las demás actividades que sean necesarias para promover su desarrollo integral.














Si se desea conocer qué otras formaciones (regladas y no regladas) se imparten dentro de la penitenciaría en España:



Con el fin de vislumbrar un poco más como se articula la enseñanza en centros penitenciarios, se procede a incluir una comparación entre los niveles educativos organizados por el M.E.C.  y la concreción en la Comunidad de Madrid. Además se añade Castilla y León en la comparativa para ver que la organización de los cursos pueden variar según la CCAA.


Estas enseñanzas en Madrid se imparten en los siguientes centros penitenciarios:

C.E.P.A.S. en la Comunidad de Madrid
C.P. Madrid I, Alcalá (mujeres) - C.E.P.A. "Clara Campoamor"
C.P. Madrid II, Alcalá de Henares - C.E.P.A. "José Hierro"
C.P. Madrid III, Valdemoro - C.E.P.A. "Alonso Quijano"
C.P. Madrid IV, Navalcarnero - C.E.P.A. "Alborada"
C.P. Madrid V, Soto del Real - C.E.P.A. "Yucatán"
C.P. Madrid VI, Aranjuez - C.E.P.A. "Dulce Chacón
C.P. Madrid VII, Estremera

Los maestros y profesores que imparten clases en las cárceles, se presentan por oposición como el resto de docentes en las CCAA que oferten plazas, pudiendo solicitar voluntariamente, entrar a formar parte del sistema educativo en penitenciarías. 

Pero no solo los docentes por oposición trabajan en las cárceles. Hay organizaciones que colaboran con esta acción social por medio de voluntariados como pueden ser:

http://www.educarentrerejas.info/

Educar entre rejas es un proyecto de Agrupaciones y Redes de Centros Educativos ARCE, dirigido a maestros y profesores que imparten docencia en Centros Penitenciarios, que pretende ser un punto de encuentro para compartir inquietudes, experiencias, materiales...

http://www.solidarios.org.es/que-hacemos/prisiones/

Pertenecen a la Red de Organizaciones Sociales del Entorno Penitenciario (ROSEP), a la que pertenece Solidarios, considera que “un 50% de personas encarceladas deberían estar en libertad”, con trabajos de reinserción de carácter social, terapéutico y comunitario.


Según esta organización, Solidarios.org, cuánto más tiempo pasa un recluso entre rejas, es mucho más complicado que se reinserte en la sociedad. Esta asociación arroja datos alarmantes sobre analfabetismo, indicando que un 10% de los reos son analfabetos totales y un 19% analfabetos funcionales. Esto indica que casi un 30% de los encarcelados poseen una deficiencia educativa grave y/o muy grave. Otros datos interesantes serían:

- La mayoría de los delitos que se cometen (el 42%) son delitos contra el patrimonio, seguido por los delitos contra la Salud Pública (27,51%), contra la libertad sexual (6,26%) y homicidios (5,34%).
- Del total de internos que ingresan en prisión, el 21,9 % son usuarios de drogas mediante inyección. El 15,3 % de internos son beneficiarios de programas de metadona.
- Problemas de salud. La Sociedad Española de Sanidad Penitenciaria ofrece los siguientes datos: una tercera parte de las personas reclusas tiene hepatitis C y un 10% padece VIH. El 8% padece enfermedades mentales graves y hasta un 40%, trastornos mentales y de personalidad.
- El 92% de la población reclusa son hombres, aunque la población femenina está creciendo. En algunas prisiones, como Soto del Real, hay Módulo de Madres donde éstas conviven con sus hijos hasta que cumplen los 3 años.
- Relativa estabilidad familiar. El 84,2% de la población reclusa convivía con su pareja o con otros familiares en el momento de su ingreso en prisión. Sin embargo, es frecuente que las personas internas en prisión no reciban visitas de familiares ni tengan apoyo por parte de padres, hermanos, pareja o amigos.
Y las funciones que desempeñan en concordancia con los docentes son las siguientes, entre otras:

- Frenar las consecuencias de la reclusión y preparar el camino para la reinserción.
- Romper la dura rutina penitenciaria.
- Devolver al interno/a su valor intrínseco, su autoestima. Ya no se ve a sí mismo como ‘algo negativo’, sino como persona que tiene algo que aportar o algo que cambiar.
- Reforzar la creencia en la capacidad de cambio de las personas, independientemente de sus circunstancias y de sus errores.
- Crear relaciones distintas, horizontales, en un espacio fuertemente jerarquizado.
- Romper los estereotipos sobre la cárcel y los presos/as.
- Acercar a gente influyente de la cultura la realidad penitenciaria, para actúen como agentes sensibilizadores en sus espacios de opinión.
- Fomentar hábitos de lectura.
No debe olvidarse, que entrar en prisión es una circunstancia de vida, estando esas personas privadas de libertad pero con derechos básicos como pueden ser la reinserción y la educación (recogidos por las leyes vigentes). La llegada a prisión puede ser debido a múltiples factores relacionados con el estado psíquico o físico, circunstancias familiares, culturales, económicas, etc. y que si no reciben ayuda profesional dentro de la prisión, es más que probable que en período de condena se agrave la situación.
La vía para poder reinsertarse de nuevo en la sociedad pasa por, estudiar en prisión, aprender profesiones o desempeñar trabajos remunerados. Si solo se los excluye de la sociedad y no disponen de herramientas para conocer y aplicar cómo deberían comportarse en sociedad, sólo se logrará aumentar su marginalidad y nunca lograr ese objetivo tan esperado, la reinserción en la sociedad.

4 comentarios:

  1. Me ha parecido un post bastante interesante porque no me había parado a pensar en esta opción: ser docente en un centro penitenciario. Pienso que es una labor social esencial para la reinserción de estas personas. Más que en enseñar contenidos y ciertas competencias para poder acceder a un puesto de trabajo digno en un futuro, me parece fundamental el hecho de indagar en los valores y en la ética. Este punto es clave para que las personas que han cometido algún delito en el pasado, aprendan de sus errores y sean dueños de sus vidas.

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  2. Muchas gracias por el post Ignacio, me ha resultado muy interesante.
    El poder transformador de la educación para las sociedades es fundamental, y es en los sectores más desfavorecidos en los que mayores resultados podemos observar. El estigma social que acarrea el paso por un centro penitenciario puede ser desmoralizador, llegando a causar desanimo o incluso ansiedad la idea de volver a vivir en la sociedad libremente.
    Mediante la educación, podemos dar un faro que sirva de guía, no solo de cara a la reincorporación al mercado laboral, sino, como apuntas, para recuperar la autoestima y creer en la mejora personal real, en poder mejorar la persona que eres.
    Desconocía totalmente la regulación al respecto de la educación en centros penitenciarios, pero si queremos basar nuestro sistema en un concepto de reinserción frente al mero castigo, la educación debe ser uno de los grandes pilares en los que apoyarnos.

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  3. Muy interesante Nacho. Jamás me había planteado cómo debe ser docente en un centro penitenciario. Me ha interesado mucho la parte de menos que has comentado al principio porque debe ser muy complicado que un chico o chica que aún no ha acabado su formación obligatoria intente seguir con ello en un entorno tan hostil.
    Y otro punto a tener en cuenta es la estigmatización que estas personas tiene cuando consiguen salir y de verdad intentan reinsertarse, muy interesante y excelente post.

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  4. Gracias Nacho por el post. Creo que somos muchos los que hemos conseguido abrir los ojos y ver hasta dónde podemos llegar. Yo tampoco me había parado a pensar en la gran labor, además de necesaria, que se puede hacer en los centros penitenciarios. Al final, es dar una segunda oportunidad a las personas, y eso siempre es positivo.

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