LA SUPERVISIÓN COMO EJE DEL CAMBIO EDUCATIVO
Por Laura Sicilia, Alba Silván y Jorge Soria
En el presente artículo, es primordial
remarcar el énfasis en la importancia de la presencia de la figura del
supervisor en la educación. Esto es así debido a la tarea que este profesional
tiene: hacer que el sistema funcione. Sin embargo, la presencia del supervisor
varía de un país a otro, en unos está muy presentes y en otros no tanto.
Centrándonos más en esta imprescindible
figura, según la opinión de la autora del artículo, la supervisión es el canal que conecta la
Administración y el centro docente y el supervisor deberá ejercer cinco
funciones, las cuales son las siguientes:
1 -
Información: tiene un
conocimiento amplio de las instituciones educativas y todo lo relacionado a
ellas (normas, administración…) y la realidad de la comunidad educativa. Es
imprescindible que tenga un conocimiento actualizado de temas legales y
técnico-pedagógicos y es el encargado de transmitir toda esta información.
2 -
Asesoramiento: un requisito
para los supervisores es que tengan una formación académica especializada. Es
quien va a asesorar a los directivos de los centros o a los Administradores de
la educación.
3 -
Mediación: como dicho
anteriormente, el supervisor es el puente que conecta con la Administración y,
citando a la autora: “El camino que recorre la información entre realidad y
normativa, sociedad y administración, se lleva a cabo a través de la mediación
que realizan los inspectores”.
4 -
Control: dentro de esta
función se engloba la propia supervisión, es decir, se comprueba que se esté
aplicando la normativa legal y requiere autoridad por parte del supervisor.
5 -
Evaluación: el supervisor
tiene la obligación de valorar cómo se está llevando a cabo la práctica de la
comunidad educativa. Esta función es esencial ya que tiene el objetivo de
mantener la mejora del sistema educativo, como también, la evaluación permite
la continua mejora con las propuestas de mejora y seguimiento.
En definitiva, según la autora del
presente artículo, la supervisión se encarga de 5 tareas fundamentales para la
mejora de la calidad educativa. Pero, me gustaría compartir con vosotros la
siguiente reflexión: si los supervisores desempeñasen su papel acorde con las
ideas propuestas en este texto, ¿sería España uno de los mejores países en
temas de educación, disminuyendo el abandono escolar y aumentando la calidad de
sus profesionales y sus metodologías?
A pesar de que en muchas ocasiones las
tareas de supervisión puedan resultar muy burocráticas, dentro del sistema
educativo, la supervisión tiene básicamente dos finalidades: “Garantizar los
derechos de las personas a una educación de calidad” y “Contribuir a la mejora
de la calidad educativa”. Es necesario
no perder la perspectiva y ser conscientes de ello.
El supervisor tiene como misión directa
garantizar una educación de calidad para todo el alumnado, ya que este es el
garante de que la educación sirva para los propósitos determinados por la
administración y la sociedad. La aplicación de una evaluación externa continua,
apoyada en una evaluación interna por parte del centro y la apertura de un
dialogo entre ambos actores, supervisor e institución educativa, donde se
pongan en común los datos obtenidos y se lleguen a acuerdos es a mejor manera
de contribuir a un proceso de mejora de la calidad educativa. La supervisión
debe ir encaminada de esta manera.
Si durante los últimos años la concepción
de educación solo destinada a los niños ha cambiado, la supervisión tiene que
hacer los mismo. Las características de la sociedad actual, inmersa en un ritmo
brutal, con constantes innovaciones y un acceso a la información hacen
necesaria una formación continua de la sociedad. Los informes internacionales
hablan de la necesidad de una formación durante toda la vida. Así la
supervisión debe estar enfocada a todas las etapas de la educación, sea esta
obligatoria o postobligatoria, vigilando la calidad de esta durante toda su
extensión. Si conseguimos que la supervisión lleve a cabo esto de manera
correcta, conseguiremos una optimización del rendimiento del sistema educativo
y con ello los resultados de este. Así, conseguiremos una mejor formación y un
mayor bienestar para la sociedad en su conjunto.
Actualmente, y cada día más, la sociedad
se encuentra influida por una globalización total. La sociedad recibe cada vez
más influencias de otros lugares y culturas a través de la inmigración y las
nuevas tecnologías. Nos encontramos conectados y eso hace que nos encontremos
en una sociedad multicultural y llena de nuevas realidades desconocidas hasta
ahora. Es función de la supervisión hacer frente a estas nuevas realidades y
contribuir al cambio necesario para lograr que la educación se adapte a las
mismas.
La educación no es ajena a esta realidad
social, ya que la misma se reproduce en la escuela y en las instituciones
educativas. Cada día más se puede ver como las aulas se llenan de estudiantes
de distintas nacionalidades, provenientes de distintas culturas, cada una con
sus características y peculiaridades. La educación debe atender a las distintas
necesidades de sus escolarizados y el contexto en que se desempeña el trabajo.
Es por ello necesario asumir una cierta autonomía de la escuela para que esta
desempeñe su labor de la mejor manera posible. La supervisión a su vez no debe
comprobar que todas las escuelas son iguales, con horarios similares y
estructuras equivalentes (como ocurría hasta hace poco), sino que debe
controlar que todas las escuelas cumplan con los objetivos marcados, siendo
capaces de atender a su población específica.
La supervisión se fundamente en las leyes
educativas y en cierta manera los legisladores han dotado a la supervisión de
la suficiente laxitud como para poder adaptarse a las distintas realidades
sociales de los centros. La supervisión
aparece por primera vez en la LOGSE en el año 1990 y su objetivo principal es
el de mejora de la practica docente y funcionamiento de los centros, mediante
la formación y el asesoramiento de los distintos sectores de la comunidad y
velar por el cumplimiento de leyes en el ámbito educativo. Esta legislación es posteriormente
desarrollada en la Ley Orgánica 2/20006 de educación que dedica todo un
capítulo a la supervisión. Esta ley no entra profundamente en el trabajo del
supervisor, pero si garantiza que sea posible llevar a cabo lo encomendado por
la LOGSE, añadiendo el factor de equidad como responsabilidad directa de la
inspección. La LOMCE, ley para la mejora de la calidad educativa no introduce
modificaciones en la función de la supervisión.
En resumen, la sociedad en su conjunto
reclama y necesita una adaptación y renovación del sistema educativo que se
adapte a las nuevas realidades sociales. La legislación, normalmente siempre
por detrás de la sociedad, se encuentra en este caso en un punto favorable para
que la supervisión pueda llevar a cabo estas funciones. Ahora, es cuestión de
ponerse a trabajar en ello.
Cuando se hace referencia a la función de
un inspector educativo, la gran mayoría de la gente lo atribuye a la
penalización de centros educativos, sin embargo el inspector es la figura que
intenta garantizar el buen funcionamiento de los centros, tanto estructural,
funcional y social.
El inspector conoce la normativa, además
de la realidad del centro, intentando velar por el cumplimiento de las normas.
Además están en disposición de la dirección para cualquier consulta de
asesoramiento. Pero si su función es mejorar lo establecido, ¿por qué su imagen
es la de una persona que perjudica o interrumpe el normal funcionamiento de los
centros?
La respuesta es sencilla, son las
personas que supervisan, controlan y evalúan, por lo que si algo no está de la
manera que las leyes dictan, ellos cuentan con el poder de la sanción. Y esa es
la principal razón de ser un puesto de trabajo con una connotación negativa.
Pero es todo lo contrario, son las personas que intentan que la educación de
todos y para todos sea una realidad.
En la última parte se habla de la
importancia de los cambios en la educación, cómo gestionarlos y tratarlos. De
cuál sería la forma que dicha reforma vaya a traer consigo una innovación en
los centros.
Como se puede apreciar existen 4 claves
para el futuro de la actividad docente: Cambio, reforma, innovación y
supervisión.
Los cambios son necesarios, pero dicha
necesidad provoca plantearse si los centros están preparados y cómo van a
satisfacerla existiendo una gran diversidad en las aulas.
Esta metamorfosis debe ser constante y
sistemática. Esto no garantiza la mejora, por lo que las reformas deben estar
supervisadas y controladas por agentes internos, como puede ser la dirección,
la jefatura de estudios o el departamento de coordinación didáctica, y externa
como son la figura anteriormente citada, los inspectores educativos.
Todos estamos de acuerdo en que más que
innovar, hay que renovar. Partir de la educación existente y mejorarla,
de un manera progresiva y que no debe ser impuesta de forma inmediata,
considerando cuales podrían ser los efectos o las consecuencias de dicho cambio.
Además es importante la valoración de todos y cada uno de los componentes que
forman el entorno educativo: centro,
alumnos, profesores, equipo directivo e instalaciones.
Para concluir y relacionando todo lo
anterior, se podría decir que la supervisión es más que el eje, diríamos que es
el hilo conductor que trae esperanza al futuro de la enseñanza. Demostrándonos
que todos los que participamos la mejora de la misma, sin ser conscientes somos
supervisores.
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