jueves, 15 de febrero de 2018





LA SUPERVISIÓN COMO EJE DEL CAMBIO EDUCATIVO


 Por Laura Sicilia, Alba Silván y Jorge Soria

En el presente artículo, es primordial remarcar el énfasis en la importancia de la presencia de la figura del supervisor en la educación. Esto es así debido a la tarea que este profesional tiene: hacer que el sistema funcione. Sin embargo, la presencia del supervisor varía de un país a otro, en unos está muy presentes y en otros no tanto. 

Centrándonos más en esta imprescindible figura, según la opinión de la autora del artículo,  la supervisión es el canal que conecta la Administración y el centro docente y el supervisor deberá ejercer cinco funciones, las cuales son las siguientes: 

1    -      Información: tiene un conocimiento amplio de las instituciones educativas y todo lo relacionado a ellas (normas, administración…) y la realidad de la comunidad educativa. Es imprescindible que tenga un conocimiento actualizado de temas legales y técnico-pedagógicos y es el encargado de transmitir toda esta información. 

2    -      Asesoramiento: un requisito para los supervisores es que tengan una formación académica especializada. Es quien va a asesorar a los directivos de los centros o a los Administradores de la educación.

3   -     Mediación: como dicho anteriormente, el supervisor es el puente que conecta con la Administración y, citando a la autora: “El camino que recorre la información entre realidad y normativa, sociedad y administración, se lleva a cabo a través de la mediación que realizan los inspectores”.

4    -      Control: dentro de esta función se engloba la propia supervisión, es decir, se comprueba que se esté aplicando la normativa legal y requiere autoridad por parte del supervisor.

5    -      Evaluación: el supervisor tiene la obligación de valorar cómo se está llevando a cabo la práctica de la comunidad educativa. Esta función es esencial ya que tiene el objetivo de mantener la mejora del sistema educativo, como también, la evaluación permite la continua mejora con las propuestas de mejora y seguimiento.

En definitiva, según la autora del presente artículo, la supervisión se encarga de 5 tareas fundamentales para la mejora de la calidad educativa. Pero, me gustaría compartir con vosotros la siguiente reflexión: si los supervisores desempeñasen su papel acorde con las ideas propuestas en este texto, ¿sería España uno de los mejores países en temas de educación, disminuyendo el abandono escolar y aumentando la calidad de sus profesionales y sus metodologías?

A pesar de que en muchas ocasiones las tareas de supervisión puedan resultar muy burocráticas, dentro del sistema educativo, la supervisión tiene básicamente dos finalidades: “Garantizar los derechos de las personas a una educación de calidad” y “Contribuir a la mejora de la calidad educativa”.  Es necesario no perder la perspectiva y ser conscientes de ello. 

El supervisor tiene como misión directa garantizar una educación de calidad para todo el alumnado, ya que este es el garante de que la educación sirva para los propósitos determinados por la administración y la sociedad. La aplicación de una evaluación externa continua, apoyada en una evaluación interna por parte del centro y la apertura de un dialogo entre ambos actores, supervisor e institución educativa, donde se pongan en común los datos obtenidos y se lleguen a acuerdos es a mejor manera de contribuir a un proceso de mejora de la calidad educativa. La supervisión debe ir encaminada de esta manera.

Si durante los últimos años la concepción de educación solo destinada a los niños ha cambiado, la supervisión tiene que hacer los mismo. Las características de la sociedad actual, inmersa en un ritmo brutal, con constantes innovaciones y un acceso a la información hacen necesaria una formación continua de la sociedad. Los informes internacionales hablan de la necesidad de una formación durante toda la vida. Así la supervisión debe estar enfocada a todas las etapas de la educación, sea esta obligatoria o postobligatoria, vigilando la calidad de esta durante toda su extensión. Si conseguimos que la supervisión lleve a cabo esto de manera correcta, conseguiremos una optimización del rendimiento del sistema educativo y con ello los resultados de este. Así, conseguiremos una mejor formación y un mayor bienestar para la sociedad en su conjunto.

Actualmente, y cada día más, la sociedad se encuentra influida por una globalización total. La sociedad recibe cada vez más influencias de otros lugares y culturas a través de la inmigración y las nuevas tecnologías. Nos encontramos conectados y eso hace que nos encontremos en una sociedad multicultural y llena de nuevas realidades desconocidas hasta ahora. Es función de la supervisión hacer frente a estas nuevas realidades y contribuir al cambio necesario para lograr que la educación se adapte a las mismas. 

La educación no es ajena a esta realidad social, ya que la misma se reproduce en la escuela y en las instituciones educativas. Cada día más se puede ver como las aulas se llenan de estudiantes de distintas nacionalidades, provenientes de distintas culturas, cada una con sus características y peculiaridades. La educación debe atender a las distintas necesidades de sus escolarizados y el contexto en que se desempeña el trabajo. Es por ello necesario asumir una cierta autonomía de la escuela para que esta desempeñe su labor de la mejor manera posible. La supervisión a su vez no debe comprobar que todas las escuelas son iguales, con horarios similares y estructuras equivalentes (como ocurría hasta hace poco), sino que debe controlar que todas las escuelas cumplan con los objetivos marcados, siendo capaces de atender a su población específica. 

La supervisión se fundamente en las leyes educativas y en cierta manera los legisladores han dotado a la supervisión de la suficiente laxitud como para poder adaptarse a las distintas realidades sociales de los centros.  La supervisión aparece por primera vez en la LOGSE en el año 1990 y su objetivo principal es el de mejora de la practica docente y funcionamiento de los centros, mediante la formación y el asesoramiento de los distintos sectores de la comunidad y velar por el cumplimiento de leyes en el ámbito educativo.  Esta legislación es posteriormente desarrollada en la Ley Orgánica 2/20006 de educación que dedica todo un capítulo a la supervisión. Esta ley no entra profundamente en el trabajo del supervisor, pero si garantiza que sea posible llevar a cabo lo encomendado por la LOGSE, añadiendo el factor de equidad como responsabilidad directa de la inspección. La LOMCE, ley para la mejora de la calidad educativa no introduce modificaciones en la función de la supervisión.  

En resumen, la sociedad en su conjunto reclama y necesita una adaptación y renovación del sistema educativo que se adapte a las nuevas realidades sociales. La legislación, normalmente siempre por detrás de la sociedad, se encuentra en este caso en un punto favorable para que la supervisión pueda llevar a cabo estas funciones. Ahora, es cuestión de ponerse a trabajar en ello. 

Cuando se hace referencia a la función de un inspector educativo, la gran mayoría de la gente lo atribuye a la penalización de centros educativos, sin embargo el inspector es la figura que intenta garantizar el buen funcionamiento de los centros, tanto estructural, funcional y social.

El inspector conoce la normativa, además de la realidad del centro, intentando velar por el cumplimiento de las normas. Además están en disposición de la dirección para cualquier consulta de asesoramiento. Pero si su función es mejorar lo establecido, ¿por qué su imagen es la de una persona que perjudica o interrumpe el normal funcionamiento de los centros?

La respuesta es sencilla, son las personas que supervisan, controlan y evalúan, por lo que si algo no está de la manera que las leyes dictan, ellos cuentan con el poder de la sanción. Y esa es la principal razón de ser un puesto de trabajo con una connotación negativa. Pero es todo lo contrario, son las personas que intentan que la educación de todos y para todos sea una realidad.

En la última parte se habla de la importancia de los cambios en la educación, cómo gestionarlos y tratarlos. De cuál sería la forma que dicha reforma vaya a traer consigo una innovación en los centros.
Como se puede apreciar existen 4 claves para el futuro de la actividad docente: Cambio, reforma, innovación y supervisión.

Los cambios son necesarios, pero dicha necesidad provoca plantearse si los centros están preparados y cómo van a satisfacerla existiendo una gran diversidad en las aulas.
Esta metamorfosis debe ser constante y sistemática. Esto no garantiza la mejora, por lo que las reformas deben estar supervisadas y controladas por agentes internos, como puede ser la dirección, la jefatura de estudios o el departamento de coordinación didáctica, y externa como son la figura anteriormente citada, los inspectores educativos.

Todos estamos de acuerdo en que más que innovar, hay que renovar. Partir de la educación existente y  mejorarla,  de un manera progresiva y que no debe ser impuesta de forma inmediata, considerando cuales podrían ser los efectos o las consecuencias de dicho cambio. Además es importante la valoración de todos y cada uno de los componentes que forman el entorno  educativo: centro, alumnos, profesores, equipo directivo e instalaciones.  

Para concluir y relacionando todo lo anterior, se podría decir que la supervisión es más que el eje, diríamos que es el hilo conductor que trae esperanza al futuro de la enseñanza. Demostrándonos que todos los que participamos la mejora de la misma, sin ser conscientes somos supervisores.
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario